Nuestra panza de burro
Leyendo lo penúltimo de Varoufakis valoro de nuevo escribir en el blog, como si fuera un siervo huido del tecnofeudalismo, buscando algún Sherwood en el que encontrar personas libres, preferiblemente sin ningún Robin mandón.
Se que llego tarde, pero quizá haya otra tanta gente como yo y esta opinión les sirva. Ya había oído hablar del tema y leído algún artículo, «entre la carcajada y el drama» decían… y es verdad. Panza de burro es un milagro, un perfume entre esterlitzia y mierda de vaca, un diálogo entre la inocencia y la roña, en el que podemos sentirnos cercanos la mayoría de los canarios, especialmente los trabajadores y los que nacimos del campo, allí o descendiendo de los desertores del arado, que somos la mayoría.
Isora es un pueblo de El Hierro, a mi me queda cerca, pero desde ahora es también una niña y parte de nuestros recuerdos. Gracias Andrea Abreu por regalarnos ese personaje libre y cadencioso que se saca las braguitas del culo al caminar y especialmente gracias por y a Shit, por contarnos esa historia sin más reglas que las suyas, ofreciendonos sus temores y alegrías infantiles únicos y a la vez de todos.
Hay que hablar más de Panza de burro, si ya se que llego tarde y se ha comentado bastante. Ya se que ahora hay también una obra de teatro, qué difícil y que interesante llevar la imaginación de cada lector a la escena, no digamos a una peli.
Lo difícil es seguir la melodía, conseguir la atmósfera en el que lo cutre y lo doloroso se puede convertir en poesía, el hilo de la conversación de Shit con el lector como una madeja de confidencias y complicidades, tengas la edad que tengas. Panza de burro tiene una música peculiar, una sonoridad original que se consigue a medias entre la propia historia y el lenguaje, una sensación de libertad y de verdad rara en la que incluso la mierda produce ternura. En radio 5 hicieron un ejercicio divertido asociandolo a diversas músicas, que les enlazo:
https://www.rtve.es/play/audios/cinco-pistas/cinco-pistas-panza-burro-cara-canarias/6356786/
Panza de burro es un texto para compartir y disfrutar, un paso para escuchar la literatura y para ver la identidad canaria, o viceversa. Tiene regusto a fábula africana mezclado con ron para turistas, a Rayuela y al Lazarillo de Tormes, parte de lo que somos.
He visto algun comentario que criticaba que la novela se centra en «cagar, comer, vomitar y masturbarse» algo indignante porque lo protagonizan niñas de 10 años. Volvemos a lo políticamente correcto, no se manejan las claves del dialecto canario y se confunde literatura y realidad. El debate puede dar para mucho.
La panza de burro de Andrea esta en Tenerife, la nuestra suele ser la de Las Canteras, la del añorado Alexis Ravelo. Tengo decidido cuando vuelva a La Laguna ir al «Café Siete a comer tostadas de pan chapata con hummus de garbanzos, berenjenas asadas, pimentón y aceite de oliva.» Otro motivo que agradecer a la autora. Se dijo.
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