Edward Snowden y el método paranoico-crítico (1)

El titular de la BBC de septiembre de 2022 era:

“El exagente de inteligencia estadounidense Edward Snowden, conocido por filtrar operaciones de vigilancia secreta de Washington, ha obtenido la nacionalidad rusa.

El presidente ruso, Vladimir Putin, firmó el lunes el decreto que le otorga la nacionalidad.

Snowden, de 39 años, vive exiliado en Rusia desde que en 2013 filtró a la prensa información secreta del programa de vigilancia masiva de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA por sus siglas en inglés) que habría vulnerado la privacidad de millones de estadounidenses.”

“En 2020, la Corte de Apelaciones de EE.UU. declaró ilegal la vigilancia de la NSA de los registros telefónicos de millones de ciudadanos estadounidenses.

Snowden aseguró más tarde que se sentía reivindicado por el fallo.

Sin embargo, si llegase a pisar de nuevo suelo estadounidense se enfrentaría a cargos que pueden conllevar hasta 30 años de prisión por la acusación de haber violado la Ley de Espionaje.”

No sabemos que pensará Snowden de la guerra de Ucrania, tras su nacionalización al parecer publicó el siguiente tuit:

«Después de años de separación de nuestros padres, mi esposa y yo no deseamos separarnos de nuestros HIJOS. Después de dos años de espera y casi diez años de exilio, un poco de estabilidad hará la diferencia para mi familia. Rezo por privacidad para ellos y para todos nosotros».

Hace unos añitos publiqué un artículo sobre el personaje en el Canarias7 con motivo del documental Citizen Four (EEUU, 2014) de Laura Poitras, que obtuvo el Oscar entre otros muchos premios, dando fe tanto de la magnitud de ese espionaje como de la audacia y humanidad de Snowden al convertirse en adalid de la libertad digital, lo que ha complicado su vida y la de su familia para siempre. Hay que añadir que además que el Departamento de Justicia americano también lo ha demandado por publicar su libro «Vigilancia permanente» sin permiso de la CIA y la NSA.

Snowden actualizaba el eterno debate entre seguridad y libertad al revelar el espionaje generalizado de la NSA norteamericana (Agencia Nacional de Seguridad) a multitud de ciudadanos a través de internet. La impresión del ciudadano medio sobre Snowden es confusa, los gabinetes de prensa y servicios de seguridad occidentales se han encargado de convertirlo para la opinión pública en un renegado y oscuro espía reclamado por la justicia americana. Ahora tenemos también sobre la mesa, continúa, el caso de Assange.

Está probado el espionaje generalizado y la ruptura colectiva de la privacidad de millones de ciudadanos, con la colaboración especial de Reino Unido y otros aliados como Australia, Canadá, Sudáfrica y Nueva Zelanda. También está probado que la maquinaria norteamericana ha intervenido las comunicaciones y espiado a políticos y gobiernos occidentales como a Angela Merkel, Francoise Hollande o a miembros del gobierno japonés. Todos ellos han expresado su malestar e incomprensión ante esta intromisión en la seguridad de “gobiernos amigos”, un tema extremadamente delicado. A ello hay que sumar la información que las grandes empresas de internet, Google, Apple, Facebook, Yahoo, etc, facilitan a su gobierno en cumplimiento de la Patriot Act y otras regulaciones. ¿Cuál ha sido la posición del gobierno español? Mutis y pragmatismo, miremos hacia adelante.

Transcribo al diario El País “El pasado 13 de marzo entró en vigor la Ley 2/2023, de 20 de febrero, reguladora de la protección de las personas que informen sobre infracciones normativas y de lucha contra la corrupción. Es una norma que traspone al ordenamiento la Directiva (UE) 2019/1937 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 23 de octubre de 2019, relativa a la protección de las personas que informen sobre infracciones del Derecho de la Unión. Además de llegar tarde, lo hace mal, resultando otra ocasión perdida para luchar eficazmente contra la corrupción.”

La figura del denunciante es trágica, tiene el respeto de unos pocos y la indiferencia de la inmensa mayoría. Su convicción moral y su valentía, que al menos debería despertar el agradecimiento de los afectados, solo le proporciona soledad. Snowden sigue ahora pidiendo lo mismo que denuncia, que nos roban a nosotros, privacidad. Su tuit suena a fatalidad, a encierro elegido. Doblemente aislado tras la deriva de Putin.

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