Notas de urbanidad para polític@s (y jefaturas administrativas) (1)

En 2015, coincidiendo con otras elecciones, publiqué un artículo en Canarias7 llamado Política cultural y notas de urbanidad. En él amenazaba con convertir mis opiniones y sugerencias en manual.

Tras más de treinta años en la administración (arribando ya final de etapa) he visto casi de todo. Como primera tarea diaria he intentado no perder la motivación y la implicación emocional. Y como muchos otros y otras, a veces tengo la sensación de soledad del corredor de fondo. Cuando alguien diagnóstica con acierto la situación de algunas instituciones facilita llegar cuanto antes a la fase de aceptación de este duelo, que es lo que permitiría su mejora.

Vuelva usted nunca se titula el artículo de Antonio Muñoz Molina (El País, 6/5/2023), en él afirma dos hechos: que la administración española es desastrosa y que no está entre las prioridades políticas resolverlo. Aporta datos para afirmar que la administración agoniza y que en España hay muchos más políticos de los necesarios. Lamenta cómo la discrecionalidad política ha viciado el sistema “Cuanto más discrecionalidad política, más clientelismo y más corrupción: más despilfarro de recursos esenciales para el funcionamiento del sistema democrático”.

Es contradictorio. L@s polític@s tratan de perpetuarse en el poder y distribuyen subvenciones a dedo mientras citan con ilusión a la economista de moda de la socialdemocracia Mariana Mazzucato (léanla). Gran parte de los políticos son funcionarios y gran parte de los funcionarios quieren ser políticos. No solo quieren ejecutar las leyes, las hacen, a su medida. El zorro cuida a las gallinas.

Habitualmente tienen una aceptable formación jurídica y una lamentable formación ejecutiva que se conjuga con la deficiente formación de los jefes administrativos en tareas de gestión. La falta de motivación para formarse y la desidia provocan la tormenta perfecta. Tormenta para los ciudadanos, en el centro calma y silencio administrativo.

El silencio administrativo es otro tema estrella en la administración. Si la patria es el refugio de los cobardes el silencio administrativo es el refugio de los burócratas. La responsabilidad personal del empleado público, a raíz de la Ley de contratos, ha animado especialmente este clamoroso silencio, que se ha convertido en actuación estelar.

¿La solución?, tal como dice Muñoz Molina “Que la clase política responsable y beneficiaria de su deterioro sea también la encargada de ponerle remedio no es una perspectiva alentadora, a no ser que fuercen a ello el escándalo y la protesta de la ciudadanía”.

Como empleado público, no ya la protesta sino la discrepancia supone un pequeño (o gran) conflicto laboral. Se puede interpretar como deslealtad o como falta de diálogo y espíritu corporativo. Pero el conflicto lo provoca el conformismo, l@s buscavidas, la profesionalización de la politica, l@s burócratas. Así que, amigo, amiga, vamos al tema.

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